miércoles, 18 de diciembre de 2013

CONFESANDO, RECIBIENDO EL PERDÓN Y CAMINANDO EN LA RESTAURACIÓN


Por: Armando Verbel Duque

¿Engañoso es el corazón y perverso, quien lo conocerá? Oh Dios te ruego me ayudes a ser una persona íntegra, que mi adoración en público sea el reflejo de mi vida de intimidad contigo, no quiero hallarme al final de mis días siendo un desconocido para ti (Mat 7:23), no quiero fama ni riquezas solo quiero ser conocido por ti, te amo padre hermoso, anhelo serte fiel y no desmayar en ese propósito, en el nombre de Jesús ayúdame, amen.
Esta fue mi silenciosa oración una mañana lluviosa de invierno, estaba pasando por un momento muy difícil en esta carrera, el saber que le había fallado a Dios, que había bajado la guardia y perdido el tiempo sin buscarle, hacían un agujero en mi corazón, no es fácil ser ministro del altar de Dios y saber que se ha perdido la comunión con Él, por muchas razones se pierde, el solo hecho de decir una mentira ya nos aleja de Dios (la mentira es pecado, viene de un corazón pecaminoso, lo cual Dios aborrece) y para volver a estar en comunión con Él es algo que cuesta trabajo, algo que amerita nuevamente mucho esfuerzo y practica continua (Dios nos perdona cuando nos arrepentimos de corazón, esto es innegable, pero nosotros mismos no nos perdonamos tan fácil).


 El no alejarme de Dios sutilmente ha sido un motivo de lucha que he tenido en todos estos años de ser su hijo, es muy fácil salirnos de la presencia de Dios y creer aun que estamos en ella, es fácil engañarnos a nosotros mismos, vivir una vida liviana espiritualmente y engañar con una perfecta actuación al resto de personas, ser alguien cuando estoy en público y ser otra persona cuando estoy solo, sin un micrófono en la mano y sin un auditorio en frente. Qué fácil es fingir la santidad, que fácil es hacer creer a los demás que vivimos una vida de integridad cuando realmente no sabemos ni donde estamos parados, que fácil es orar públicamente con palabras rebuscadas al gusto del auditorio y que difícil es mantener un tiempo devocional real en nuestra casa, solos, cuando nadie está mirándonos, que fácil es tomar un pasaje de la biblia e intentar con el golpear a los demás haciéndolos sentir más pecadores que yo, para así tratar de justificar mis faltas, que fácil es llegar donde un líder y hablarle con 3 frases teológicas bien acomodadas las cuales obviamente tienen que ser poco mejores que la respuesta que él te dará y hacer que él te tenga en alta estima, que fácil es fingir delante de tus amigos que estás en la coordenada correcta, pero que difícil es mantener esa “fachada”.



Mientras callé, se envejecieron mis huesos, En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Salmos 32:3 – 4. El tratar de agradar a todos me hacía hundir cada día más en la desesperación, el tratar de cumplir con las expectativas de los que me rodeaban, el tratar de agradar a mis líderes, a mis amigos y a las personas que me veían, me hacían ir más y más súbitamente a la mentira y caer más bajo en mi relación con Dios, solo vivía para agradarle a ellos, se me había olvidado que mi objetivo no era ser famoso, ni ser una persona con muchos bienes materiales, ni tener un millón de “amigos”, mi objetivo era agradar a aquel que me saco de las tinieblas y me trajo a su luz admirable, tinieblas a las que poco a poco mi alma estaba regresando, a esa oscuridad espesa que el pecado trae a nuestra vida, a esa separación de Dios, a esa soledad profunda de tu espíritu, a esa depresión continua y asfixiante, a ese punto llegaba mi vida.


El mal que estaba en mí, el cual no quería hacer, ese hacía. Es difícil luchar contra tantas cosas, en mi estaba el deseo de servir a Dios y a su obra, pero realmente no sabía quién era Dios, y ese es un gran problema, muchas veces servimos a alguien que ni siquiera conocemos, a alguien que solo oímos de oídas al igual que Job y del cual nos maravillamos y solo buscamos su bendición, pero no nos esforzamos por conocerlo íntimamente como ese Padre amoroso, como ese confidente y amigo fiel que nuestro Dios es.



Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Salmos 32: 5


El tiempo de la confesión había llegado, pasó una circunstancia en mi vida que me dejo cara a cara con mi real condición, y que difícil es afrontar esta realidad, primero estaba el orgullo (el cual había crecido bastante a esa altura), luego estaba la distancia que tenia de Dios, la cual era mucha, casi total y por ultimo estaba la reacción que podían tener los demás ante esa verdad. Al superar esas tres cosas llegué delante Dios como lo hizo el rey David cuando peco contra Urías y su esposa (Salmo 51) humillado y sin argumentos para discutir con Dios, solo exponiendo mi real condición la cual tanto tiempo había querido esconder involucrándome en multitud de actividades “eclesiásticas”.
El reconocer mi culpa y mi debilidad delante de Dios fue muy difícil ya que Él lo sabía previamente y yo no quería omitir ningún detalle para no seguir hundiéndome más y más. Fue duro reconocer todo y más duro aun el proceso de recibir el perdón de Dios, creo firmemente en que Él nos perdona cuando confesamos nuestros pecados, nos arrepentimos y nos aparatamos, el problema somos nosotros mismos, no somos dados a perdonar y mucho menos a recibir el perdón de otros y más difícil es recibir el perdón de Dios, ahí es donde el enemigo quiere tomar ventaja y seguir engañando a nuestra mente para seguir juzgándonos constantemente y hacernos sentir sin perdón, condenados para la eternidad.
Hasta que me refugié en su presencia, en búsqueda continua, oración, estudio de su palabra y tratar de que mi vida reflejara a Cristo, estas fueron las únicas actividades que me ayudaron a volver realmente a su camino y a poder nuevamente tener esa tan anhelada comunión con El. No digo que nunca más he vuelto a cometer ningún pecado, ni más faltaba, mientras esté en esta tierra estoy en proceso de perfeccionamiento, no soy perfecto (ni nadie lo es) soy perdonado, lo que si procuro con diligencia es estar a cuentas con Dios para no volver a alejarme de su presencia, ni sentirme fuera de su cobertura.
Mi consejo para ti que lees esta nota es que puedas cultivar una vida de adoración REAL a nuestro Dios, que todo lo que hagas, digas o pienses sea para glorificarlo a Él (Fil 4:8) que toda tu vida gire en torno a Él y si le fallas no dejes que el enemigo te juzgue y condene, recuerda que si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar todos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:9).




Oración: Rey eterno, Dios y Padre Santo que estas en los cielos, muchas gracias por permitirme nuevamente escribir para bendecir a tu pueblo, te ruego que tu Espíritu Santo sea tocando los corazones de todos los lectores, de aquellos que están pasando por alguna situación parecida, los que ya la pasaron y los que no la han pasado, que esto sea de ejemplo para ellos y los ayude a recibir ese perdón, a confirmar el perdón y a no dejar que su pecado sea tanto que lleguen a esta triste condición, te ruego Dios que no permitas que el enemigo siga engañando a tu pueblo y haciéndolo sentir lejos de tu presencia, te ruego que nos protejas a todos y nos ayudes a vivir realmente para ti, en el nombre poderoso de Jesús te lo ruego, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario